martes, 17 de mayo de 2016

lunes, 16 de mayo de 2016

QUE NO SE ME ACOSTUMBRE EL CORAZÓN”. (Mary P. Ayerra)

Que no se me acostumbre, Señor, el corazón a ver personas sufriendo en situación injusta. Que no vea normal tropezarme todos los días con hombres y mujeres desplazados, sin casa, sin techo.

Que me sorprenda cada día de este mundo que hemos montado
en el que unos tenemos de todo y a otros les falta también todo.

Que no se me acostumbre el corazón a la mirada triste y perdida, al gesto caído y desanimado, , a las pocas ganas de vivir,
a cualquier deterioro del hermano, que es su grito desde la cuneta de la vida.

Que no se me acostumbre el corazón, Señor, a ver como normal al recién llegado
que cruza el mar para buscar trabajo, al que se ha quedado sin familia o sin misión
y mañana no encontrará salida a su problema.

Que no se me acostumbre el corazón al que llega al albergue, de puntillas,
y nunca ha vivido una experiencia igual y se siente humillado en una fila,
y le avergüenza la situación en que se encuentra y se le caen las lágrimas al entrar en la habitación.

Que no se me acostumbre el corazón, Señor, a creer que me quieres como a ellos,
pues seguro que ellos son tus preferidos y por eso me has puesto en la acogida,
para dar yo contigo la bienvenida y que se sientan a gusto entre nosotros.
Pon ternura, Señor, en mi mirada; pon caricia en mi mano que saluda;
pon misericordia en mi mente que hace juicios; pon sabiduría en mi lenguaje;
pon escucha en mis oídos que reciben.

Hazme anfitrion del hogar del Padre, donde vienen a descansar cuerpos cansados
de esta vida que tan mal hemos montado.
Que no se me acostumbre el corazón, Padre, al dolor del hermano en la cuneta.
Que acaricie su historia con ternura .




jueves, 12 de mayo de 2016


Miércoles:


PALABRAS A MARIA

Que no dude de Dios,
aunque me parezca imposible
Que, siendo libre,
no me olvide de Dios
Que siendo esclavo
me sienta libre en Dios
Que me alegre por el hecho
de haber sido tocado por Dios
Que nunca deje de llamarte: bienaventurada¡
Que disfrute con tantas cosas
que Dios hace por mí y en mí
Que disperse de mí, como lo hizo totalmente de ti,
la soberbia y el orgullo
Que me haga gustar la grandeza de la pobreza
y la miseria de la riqueza
Que me colme de lo bueno para vivir
y me aparte del maligno que me hacer morir
Y si en algún instante, María
rompo con la palabra que ofrecí a Dios:
te pido me recuerdes que la proeza
no está en el la cantidad
sino en la calidad de lo que se da.
Que al igual que Tú, María,
sepa darme y no contentarme con dar.
Amén.

Ave María 

         Jueves:

Eres, María;
delicadeza en la dureza
delicadeza cuando asoman las pruebas
delicadeza cuando llama Dios
delicadeza cuando te llaman los hombres.
Eres, María;
delicadeza en el trato con Dios
delicadeza con las necesidades de los hombres.
Eres, María;
delicadeza para embellecer nuestra fe
delicadeza para profundizar en nuestra oración
delicadeza que nos ayuda en la Eucaristía
delicadeza para escuchar la Palabra de Dios.
Eres, María;
flor delicada y cortada para Dios
flor con  aroma de servicio
flor sin miedo a la espina de dolor
flor que, cuanto más se aprieta, más fragancia ofrece.
Eres, María;
delicadeza que se compromete
delicadeza que sabe darse
delicadeza que sabe respetar
delicadeza que sabe amar.
Eres, María;
un jardín donde crece la flor del gusto
tal vez, por eso mismo,
no quiso pasar de largo.
Amén.
Ave María 
        
       Viernes:


         Nunca, María,  una mujer como Tú
sin decir nada, dijo tanto.
Vale más, tu actitud de escucha,
que mil palabras.
Hablan más tus obras
que un libro de multitud de páginas.
Nunca, María, nadie como Tú
dijo tanto en tan poco espacio de tiempo.
Con un ¡Si!, comenzó Dios a hacerse grande en tu seno
Con un ¡Sí!, germinó Jesús en tus entrañas
Con un ¡Sí!, Belén preparó humilde morada al Niño
Sí, María;
tus hechos fueron más elocuentes que tus dichos.
Tu sencillez más certera que tus palabras
Tu silencio el secreto más profundo
de tus galanteos con el Espíritu.
Si, María;
enséñanos el difícil arte
de decir poco y hacer mucho.
Sí, María;
enséñanos a ahorrar palabras
y regalarnos en gestos.
Si, María;
enséñanos a construir la escuela del silencio
el aula de la paz y de la mansedumbre
el desierto de la calma y el misterio
el oasis donde Dios, de forma determinante,
habla para quien lo busca.
Amén.

Ave María 

martes, 10 de mayo de 2016




Todos tenemos un plan marcado por Dios, para llevarlo a feliz cumplimiento.
En   cierta ocasión, un aprendiz de arquitectura, fue convocado por un responsable 
de la profesión.  Cuando llegó   hasta el despacho, su 
       jefe le dijo: "aquí tienes; este proyecto, lo tendrás que llevar a cabo en los próximos años", contestó el profesor 
¿En los próximos años -suspiró el alumno-? Si,  
     este proyecto que te entrego es ambicioso y te llevará  toda una vida. 
Si lo consigues, no te faltará ni felicidad interna ni bien material externo.

María, también pensaría para sus adentros que Dios, estaba loco. 
Que aquello era irrealizable. Pero, Ella, se fió. 

 A simple vista 
 no estaba preparada, pero por delante, le quedaba toda una vida para llevar a cabo dos proyectos pensados para Ella: ser Madre de Dios y Madre de Cristo.

María no se dejó llevar por sus sentimientos. 
Se fió de Dios. Se puso a su disposición y, sobre todo, 
creyó en su Palabra.María quiso, libremente por la fe, 
engancharse al tren de Dios y, 
con sus sentimientos 
  de gratitud, de emoción y de alegría, encarriló con más entusiasmo todavía lo que Dios le anunció por el Angel.

¿Qué puede en nosotros? ¿La fe o los simples sentimientos?
¿Nos dejamos llevar, como María, por el tren de la gracia de Dios?
¿Qué es más fuerte? ¿Dios o los interrogantes que nos asedian?
  Una flor, muy singular, podemos ofrecer en estas horas a María: que prevalezca Dios 
sobre nuestros sentimientos de decepción.


ORACIÓN

DAME, TUS SENTIMIENTOS, MARIA

Para que mi fe, sea más fuerte que mis pensamientos
Para que mis dudas, no se impongan a la fe
Para que mi fuerza, no se resista a la invitación de Dios

DAME, TUS SENTIMIENTOS, MARIA

Para que no me conforme con los mínimos
Para que no me embargue el pesimismo
Para que, lejos de decir "no" siempre diga "sí"

DAME, TUS SENTIMIENTOS, MARIA

Para que, la alegría, me anime en el seguimiento a Jesús
Para que, la esperanza, me ayude a seguir hacia adelante
Para que, la gratitud, sea consecuencia de dejarme llevar por Dios

¿Cómo lo hiciste, María?
¿Cómo pudo más Dios que la debilidad para responderle?
¿Cómo venció el ángel y no tus dudas?

Sólo, María, la fe y la esperanza
te hicieron dejar, en segundo plano,
los sentimientos de temor o de temblor
que asomaron en un primero momento.

¿O no fue así?

Ave María